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Liderazgo y magia

En una semana con polémicas y declaraciones, Leo Messi brilló en el partido entre Argentina y Panamá. Con pocos minutos en cancha, metió tres goles y volvió a sorprender al mundo.

Es raro que Lionel Messi siga sorprendiendo. Todos saben que es el mejor del mundo. Muy pocos lo discuten. Sin embargo, la Pulga hace que la gente se quede con la boca abierta por su juego. Esta vez fue con la selección argentina, en la Copa América Centenario.

En la semana en que Tata Martino decidió dejarlo afuera del compromiso con Chile, el astro Diego Armando Maradona lo definió como un “muy buen jugador, pero que no tiene personalidad para ser líder”. Sin saber que los micrófonos estaban abiertos, el nacido en Villa Fiorito se sinceró ante Pelé.

Es sabido que Leo no tiene la personalidad de Diego. Nunca va a insultar cuando silban el himno propio, ni a ser el que enfrenta a la prensa con una presencia extraordinaria. Messi no lo siente así y no por ello deja de ser bueno.

Lo que es cierto es que tiene liderazgo. Adentro de la cancha, es líder inevitablemente. Sus compañeros se apoyan en él, esperan algo de él y, la mayoría de las veces, cumple. Cuando sos el mejor y el equipo en gran parte depende de vos, sos el líder.

Como si estuviera armado, el partido de Argentina y Panamá sirvió como ejemplo. El encuentro estaba trabado, los albicelestes ganaban por la mínima diferencia pero no podían lastimar a un conjunto con un hombre menos. Alguien tenía que entrar y cambiar las cosas.

En pocos minutos hizo desastre. En ínfimos instantes, el duelo fue otro. No le gritó a un compañero, ni se le puso cara a cara a un rival. Tampoco hizo gestos a la tribuna o escupió. No necesitó hacerlo porque marca su ascendencia en el grupo con la pelota y su talento.

Lo que dijo Maradona es lo que, muy probablemente, piensan muchos. Pero hay que hacer una salvedad: no tiene la misma personalidad que otros, pero sí liderazgo y magia.