Leo Messi le ha agregado muchas cualidades a su juego. Ya no es el futbolista que gambeteaba y dejaba en rídiculo a los rivales. Mejor posicionado, con panorama y grandes asistencias, demuestra por qué es el mejor jugador del mundo.
En el partido de ayer entre Argentina y Venezuela, todas las miradas estaban puestas en Lío Messi. Como siempre, el número diez se llevó la atención. Todos querían ver jugar a la Pulga y todos suponían lo que iba a pasar.
A los pocos minutos, el crack frotó la lámpara y, desde lejos, le colocó la pelota al Pipa Higuaín en el pie, para que este defina de manera excepcional. Es algo que ya es costumbre en el argentino, pero también es para destacar.
Al ser tan completo su juego, el rosarino genera mucha confusión en quien lo marca. El rival no sabe si salirle o espararlo. Si le va al frente, es muy probable que lo deje en ridículo. Si lo espera, el capitán pone un balón de gol.
Antes se le criticaba que no pateaba tiros libres. Ahora, cada pelota parada tiene mucho peligro de festejo. Antes se le recriminaba por no jugar bien en la selección. Ahora, eso quedó en el olvido, ya que no para de darle sonrisas a su país.
La jornada de ayer fue tan sólo una muestra de lo que puede llegar a hacer. Se convirtió en un jugador totalmente peligroso, en todo sentido. En velocidad, en habilidad, pero también en panorama y visión. Además, el combo perfecto es el guante en su pierna.
También es importante mencionarlo porque ayuda a reflejar lo que es el trabajo. Si el mejor del mundo continúa preparándose para evolucionar, cómo no lo van a hacer los otros. Es un ejemplo que les puede servir a muchos.
Los hinchas catalanes ya están esperando el próximo partido de la selección argentina, para disfrutar de otro show. Los albicelestes deberán agradecer por tener la posibilidad de contar con el jugador más que completo.