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El entorno de Messi aliado en su felicidad

Leo Messi ha conseguido poner a toda la Argentina en vilo con su renuncia a la selección, no hay consuelo y hasta hay una movilización multitudinaria convocada para este sábado, para que cambie esta decisión, sin embargo su entorno es su mejor aliado.
Hay mucho consuelo y comprensión en su entorno más íntimo
Pocos minutos después de ducharse en el vestuario del Met Life Stadium de New Jersey, escenario de otra frustración en su carrera, en particular con su selección; se manifestó determinado a abandonar la albiceleste, causando sorpresa y estupor en algunos de sus compañeros, “Tata” Martino incluido, pero que además caló hondo en los miembros de su entorno personal más íntimo.
Las horas discurrieron y la frustración comenzó a ceder paso a la reflexión. El “Pulga” sigue sin expresarse públicamente pero en su entorno íntimo, respetan su postura y le acompañan en el dolor de la pérdida de la tercera final consecutiva con Argentina, que en realidad es la cuarta de Leo que ya no sabe cómo hacer para conjurar la maldición que se abate sobre la selección.
Los que lo quieren, escogen evitar presionarlo para que cambie de opinión. Suponen que no es el momento, que es tiempo de permitir que decante el infortunio aunque, a la vez no pueden esconder la esperanza en que las palabras vertidas frente a los micrófonos y las cámaras, fueran una reacción en caliente de un hombre golpeado en su amor propio.
Si Lionel Messi no llega a revertir la decisión de no llevar nunca más la banda de capitán de la escuadra albiceleste, y el legendario número 10 a la espalda, su entorno íntimo lo acompañará hasta el final apoyándolo, aun a costa de tener la íntima convicción de que Leo puede volver a ser feliz, defendiendo a su país en la tarea que más le gusta: “jugar a fútbol”.
Solo el crack y muy pocos más, saben si su decisión es irrevocable y definitiva. Leo está informado sobre la movilización que ha provocado su renuncia y el estupor entre la afición que lo quiere de verdad. Lo que sea, será.
Foto: El entorno de Messi | Gerard Mateo