La Pulga volvió a brillar. Esta vez, el show lo realizó ante Sampdoria en el Camp Nou. Luis Enrique respira porque tiene a la carta de triunfo: El Messi de siempre.
Ya es costumbre: El Messi de siempre
En Barcelona estaban pendientes y preocupados por la situación de Leo Messi. No les gustó para nada cómo se sintió el rosarino luego de perder la final de la Copa América Centenario con Chile. Por eso, había mucha expectativa por su vuelta.
En pocos minutos, el crack sudamericano dejó las cosas claras. En todos los amistosos que disputó se mostró muy bien. Con la pelota en sus pies, parece que se olvida de todos sus problemas. Y, con la camiseta azul y roja, es otra persona.
Atrás quedaron los inconvenientes con la Justicia española y el acoso mediático. También quedó en el olvido la renuncia a la Argentina y el maltrato de los hinchas de su país. O, por lo menos, no parece notarse.
Ayer en el Camp Nou, la Pulga la rompió. Hizo delirar a toda su gente, que llegó hasta el estadio para ver una verdadera fiesta. La jornada fue completa, ya que el número diez marcó y el Barcelona se quedó con el triunfo.
En el inicio del juego, Messi asistió a su gran compañero Luis Suárez con una chilena. A pesar de que fue una jugada poco ortodoxa y rara, el uruguayo recibió de su amigo y pudo convertir. Los fanáticos no podían creerlo, se seguían sorprendiendo.
Había más. El mejor jugador del mundo se reservó dos gritos. Uno, dejando atrás al portero que nada pudo hacer. El otro, con una magnífica ejecución de tiro libre. La clavó al lado del palo y, prácticamente, liquidó el encuentro.
El duelo por el Trofeo Joan Gamper dejó la buena sensación del funcionamiento colectivo. Pero, además, se vio a la figura en un nivel extraordinario. En realidad, ya es costumbre: Siempre Messi.