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Que la estrella sea la pelota

Antes de la final de la Copa del Rey entre Sevillanos y Catalanes, se está hablando mucho sobre si las banderas sí o si las banderas no. Los de Luis Enrique, si quieren festejar en el Vicente Calderón, deberán estar lejos de la polémica.

Es cierto que, históricamente, las finales de la Copa del Rey han tenido de todo. Desde silbidos al mismísimo Rey, banderas políticas o discusiones sobre los himnos a cantar. Sin embargo, los que no tienen que ingresar en ese juego son los protagonistas.

Si el Barcelona entra desconcentrado por estos debates, será el único perjudicado. A los de Luis Enrique no les conviene salir a opinar qué piensan sobre el tema o si en el Vicente Calderón deberán haber esteladas.

En la última definición de la Liga, los maletines y el dinero estuvieron en el centro de la escena. En los encuentros finales, no se habló de otra cosa que la incentivación. Futbolistas, dirigentes y directores técnicos salieron a dar su parecer. Los “culés” pudieron soportar la presión y no le dieron importancia.

Gracias a esa mentalidad, pudieron llegar a levantar otra Liga. Si por ese desorden en el momento justo entregaban el primer puesto, no se lo iban a perdonar jamás. Después de haber hecho tanto esfuerzo y haber ganado tantos partidos, lo ideal era que la pelota fuera la dueña de la discusión.

Ahora pasa algo similar. Las estrellas, precisamente, son las esteladas. Horas antes de que la suerte se eche para Catalunya o Sevilla, la prensa en general las tiene como número uno en la lista de importancia.

A un lado quedó la extraordinaria Europa League que hizo el Sevilla y lo difícil que será ganarle. Apartada está la incógnita de cómo reaccionará el Barcelona luego de haber festejado por la ciudad en la Rúa.

La pregunta sobre los físicos, lo mismo. Pocos se preguntan si los blaugranas podrán aprovechar su descanso de una semana, mientras que los Sevillanos cuentan con el desgaste del duelo ante el Liverpool. En lo poco que queda antes del choque copero, la pelota tiene que volver a tomar su protagonismo.